3er Congreso Virtual de Antropología y Arqueología
									
								ARTE RUPESTRE EN PUNTA DEL ESTE, CUBA (SÍMBOLO, ESTRUCTURA 
              Y ANÁLISIS).
            
            José Ramón Alonso.
JOSÉ RAMÓN ALONSO nació el 14 de octubre de 1963 en la Ciudad de La Habana, Cuba. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de La Habana (UH) -1992. Profesor de Historia del Arte de la Facultad de Artes y Letras de la UH -1993/1996. Investigador y Curador del Departamento de Investigaciones y Curadurías del Museo Nacional (MN), Palacio de Bellas Artes de La Habana -1993/1996. Jefe de la Colección Pintura Cubana de los años cuarenta del MN -1995/1996. Investigador independiente. Ha publicado artículos sobre arte en revistas especializadas. Colabora con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) como autor de dos capítulos sobre "Arte Caribeño" para una Historia del Arte Iberoamericano. Actualmente reside en España. E-mail: marlenyjose@wanadoo.es
A finales de los años treinta, la recién descubierta 
              (o nuevamente descubierta) Cueva de Isla o Cueva del Humo, posteriormente 
              llamada Cueva Número Uno de Punta del Este, en la antigua 
              Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud, Cuba, ya se encontraba considerablemente 
              mutilada. Tres décadas después se ejecutaron los trabajos 
              de restauración en este enigmático recinto pictográfico 
              de la "prehistoria" antillana.
              Según los autores de dicha restauración, estos trabajos 
              se realizaron en dos etapas: la primera, a mediados de 1967 por 
              espacio de 30 días y la segunda, a principios de 1969, por 
              un espacio también de 30 días. Es decir, sobre la 
              casi totalidad de las más de 200 pictografías, en 
              un espacio cavernario de veintitantos metros de ancho por otros 
              tantos similares de profundidad, se trabajó, tan sólo, 
              en 60 días. Y ello sumado a las tareas de excavación, 
              lavados de paredes y techos, tomas fotográficas de todo el 
              proceso, calco de las pictografías, restauración del 
              piso de las cuevas con acarreos de piedras, arena y tierra , saneamiento 
              de paredes y techos, limpieza de los mismos de letreros y hollín, 
              rectificación de los calcos y restauración de las 
              pictografías. Con razón el crítico de arte 
              Gerardo Mosquera a raíz de una visita que realizara a la 
              cueva aseguraba lo que molesta el aspecto falso, como de "acabados 
              de salir del horno" que presentan los repintados en 1969, "hubiera 
              sido preferible protegerlos y respetar su apariencia original".
              Por ello, cuando inicié el examen de estas pinturas parietales 
              anotaba, en primera instancia, que trabajaría con toda la 
              documentación existente sobre el mural de Punta del Este 
              que fuese anterior a las labores de restauración. Por lógica, 
              algo se hace muy evidente: soy enemigo, irrestricto, de todo tipo 
              de restauración directa sobre pinturas parietales aborígenes. 
              Y más, cuando no se cuenta con las técnicas suficientes 
              para lograr un resultado adecuado. De modo que esta metodología 
              de estudio la extendí también al análisis de 
              las otras cuatro grutas, renombradas por los estudiosos -desdeñando 
              la riqueza de la toponimia tradicional- como Cueva Número 
              Dos, Cueva Número Tres, Cueva Número Cuatro y Cueva 
              de Lázaro, y que integran esta excepcional área de 
              la arqueología caribeña. Área arqueológica 
              costera que, por el carácter de su arte rupestre, presenta 
              algunas analogías con otras zonas arqueológicas, también 
              costeras, del archipiélago cubano; siendo esta área 
              la de mayor concentración de este arte.
              Más de 230 pictogramas dibujados en las cinco cuevas de Punta 
              del Este ofrecen un saldo cuantitativo de envergadura con respecto 
              a la actividad muralística intensamente desarrollada en la 
              zona. Murales que constituyen, por la prodigalidad en paredes y 
              techos de un particular modo de hacer, expresión sui-generis 
              del arte rupestre en el Caribe, en América y presumiblemente 
              en el mundo. Arte que, estrictamente hablando, es el resultado de 
              una actividad simbólica-práctica que es consubstancial 
              al mito y no a la expresión de contenidos estéticos. 
              Sobre este polémico tema arte y "prehistoria" podríamos 
              ampliar en otro momento.
              Los dibujos de Punta del Este, por su forma, resultan lineales, 
              abstractos y geométricos, donde los trazos curvilíneos 
              dominan; articulados por relación de cercanía unos, 
              muchas veces de forma tangencial otros, y en menor medida superpuestos. 
              Todo lo cual hace complejo determinar dónde termina un dibujo 
              y dónde comienza otro. Por otro lado, debido a que la mayoría 
              de ellos están pintados en los techos de las grutas, es difícil 
              determinar cuándo un trazo es vertical y cuándo horizontal. 
              Su posición sólo depende de la mayor eficacia simbólica 
              que pueda experimentar el observador. Arte en el que, lógicamente, 
              resulta imposible la determinación de referentes identificables. 
              En estos murales se utiliza el color negro (carbón vegetal) 
              para unos, rojo (hematita) para otros y la alternancia regular e 
              irregular de ambos colores en terceros. Indudablemente que resultan 
              imágenes que responden, al atender a sus morfologías, 
              a un tipo particular de expresión simbólica que ha 
              acuñado la terminología del arte, al estilo lineal 
              de la abstracción geométrica. En los dibujos se hace 
              evidente el aprovechamiento de la proporción, las formas 
              equilibradas, la progresión regular de las partes componentes 
              y el énfasis en la elaboración de determinados elementos 
              que conforman un conjunto. De la misma manera, el regodeo por el 
              acabado de las formas gráficas lineales.
              Un exhaustivo estudio que atiende al criterio de morfología 
              de estos dibujos y con el fin de descubrir el sistema que los organiza, 
              me permitió la reconstrucción de tres bloques fundamentales 
              de organización plástica: Bloque Uno (Conjuntos de 
              líneas concéntricas circulares); Bloque Dos (Conjuntos 
              combinados no concéntricos); y Bloque Tres (Conjuntos simétrico-axiales 
              de líneas acodadas o angulares en composición).
              En el Bloque Uno conjuntos de líneas concéntricas 
              circulares se hace referencia a diseños que, por la evidente 
              reiteración que muestran dentro del mural, estructuran la 
              modalidad subestilística que creó una severa norma 
              de realización y comunicación gráfica en la 
              zona, la variante subestilística de líneas concéntricas. 
              Variante que, por su gran repetición de motivos, no sólo 
              me permitió definirla como normativa, sino, también, 
              como la de mayor antigüedad. En esto coincido con aquello de 
              que, por regla general, los fenómenos más difundidos 
              son los de mayor antigüedad. En esta variante normativa el 
              criterio de concentricidad sella el tipo de signo a elaborar. Este 
              Bloque responde a siete subvariantes de acuerdo a la composición 
              de los ideogramas. Las primeras cinco subvariantes responden estrictamente 
              a la ordenación y posición concéntrica de sus 
              trazos circulares coloreados. 

              gráfico uno
Se estructuraron, posiblemente, a partir de un pequeño círculo medio. Cada trazo mantiene una regularidad y equidistancia de rigor con respecto al que le antecede. Se conformaron así series circulares de una perfección a veces impecable. Al parecer, los trazos se elaboraron con extremo cuidado y precisión, y se enfatizaba el color gradualmente. Se corrigieron las pequeñas imprecisiones, quizá, raspando el material deleznable calizo de las paredes con alguna concha de molusco. De esta manera se lograron series de más de un metro de diámetro y de hasta 39 círculos concéntricos. Las otras dos subvariantes se estructuran a partir de series de líneas concéntricas circulares. Sin embargo, la forma de articulación de sus diferentes elementos anuncian la evasión de la norma concéntrica y el advenimiento de una nueva forma de convenir el símbolo, los conjuntos simétrico-axiales.

              gráfico dos
En el caso de la subvariante 6, se comienza a elaborar la articulación 
              tangencial de los trazos, dentro de las propias series, a manera 
              de espiras cerradas. Al desgajarse el círculo medio de su 
              posición central, se está obviando la técnica 
              de conformar la serie a partir de un punto central o círculo 
              medio a manera de guía. No obstante, los trazos circulares 
              concéntricos periféricos siguen rigiendo un tipo de 
              elaboración concéntrica. Estos trazos periféricos 
              comienzan a desarrollar series con amplios diámetros interiores. 
              Dentro de estos espacios se integran dobles series de líneas 
              concéntricas circulares a manera de "pares de ojos", 
              dando paso a la subvariante 7. Las modalidades finalmente mencionadas 
              (6 y 7), al no estructurarse a partir de un pequeño círculo 
              a modo de guía, van a presentar sus grandes trazos circulares 
              algo irregulares o un tanto imprecisos. La mano alzada pierde rigor 
              en cuanto a proporciones y se vuelve insegura la línea. Pero 
              no por ello se aleja de la concepción concéntrica 
              y equidistante, propia de dichas series.
              Al unísono, una gradación de nuevos signos aparece. 
              Fernando Ortiz ( quien realmente descubriera para la ciencia y el 
              arte cubanos estos murales en 1922), en sus fichas manuscritas e 
              inéditas sobre Punta del Este, hace alusión, escrita 
              y gráfica, a ciertos símbolos no reportados por ningún 
              otro estudioso de estas cuevas. Son elementos espiraliformes cerrados 
              que resultan idénticos a los que he dado en llamar con "círculo 
              interior excéntrico", así también como 
              diseños de espirales abiertas a la manera de la "hélice 
              de los caracoles marinos" según afirmó Ortiz 
              y los dibujos de bandas semicirculares y arcos semicirculares.

              gráfico tres
El ejemplo de espiras de color negro que se articulan a líneas concéntricas circulares rojas dentro de una misma serie (M), emblematizan la integración de nuevos y viejos signos; también bandas semicirculares combinadas con series de arcos concéntricos negros, rojos y de trazos alternos rojos y negros. Toda esta gama de nuevos signos se integran, también, en los amplios diámetros interiores que estructuran algunas series de líneas concéntricas circulares, similares a aquellos diseños de la subvariante 7. Estos últimos ideogramas, los arcos concéntricos, generalmente son confundidos con restos de series concéntricas circulares. Incluso, con este criterio al repintar la restauración alteró la "lectura" original de mucho de estos dibujos. No obstante, la constancia de un nuevo signo articulación de arco y anillo acusa la trascendencia de dicho ideograma.

              gráfico cuatro
Por otra parte, y luego de las últimas subvariantes del Bloque Uno, se aprecia la aparición del trazo rectilíneo, por lo general de muy pequeño formato. Constituye éste un nuevo e importantísimo signo en la pictografía simbólica de Punta del Este (si bien no aparece con mucha frecuencia), pues propicia la creación de conjuntos y signos que estructuran la nueva cualidad subestilística, los conjuntos simétrico-axiales de líneas en composición. Variante que altera la norma gráfica y la estructuración de los ideogramas en la región. Algunos emblemas presentan en el interior de sus estructuras a estos signos rectilíneos (S). Progresivamente estos pequeños signos adquieren una función de enlace entre diferentes ideogramas (O-Q), librándose finalmente de la tutela de los trazos concéntricos circulares (T).

              gráfico cinco
Si en los conjuntos anteriores el trazo rectilíneo se resumía a un elemento de enlace o a un código sígnico de elemental "escritura" ideográfica, ya en los próximos diseños adquiere otra significación. La aparición de los nuevos signos angulares permite la organización de formas geométricas trapezoidales, rectangulares y romboidales muy ajenas a las iniciales configuraciones circulares.

              gráfico seis
Inicialmente se van a elaborar elementos angulares contenidos dentro 
              de series de líneas concéntricas (U). Dichos diseños 
              aparecerán gradualmente en la periferia de estas series, 
              hasta lograr ideogramas articulados donde el emblema angular adquiere 
              la máxima importancia desde el punto de vista del diseño 
              y quizá, también, en lo concerniente al significado 
              (V-W-X). De modo que a partir del Bloque Dos, los emblemas se desgajan 
              del canon concéntrico de elaboración y ordenación, 
              y componen emblemas axialmente articulados donde convergen diferentes 
              modelos sígnicos, y que incluyen también aquellas 
              series iniciales de líneas concéntricas circulares.
              Sin embargo, todavía puede aislarse un nuevo grupo de pictografías 
              que, si bien elaboran también emblemas simétrico-axiales, 
              presentan una característica que los hace totalmente novedosos: 
              no poseen entre sus partes componentes a los trazos concéntricos 
              circulares, ni a ningún otro trazo curvilíneo, signos 
              estos dominantes en las cuevas. A estos dibujos los he llamado conjuntos 
              simétrico-axiales de líneas acodadas o angulares en 
              composición, pertenecientes al Bloque Tres (Y-Z-Ab-Ac-Ad). 
              Este Bloque resulta de extrema importancia, pues serán sus 
              diseños muy diferentes de aquellas iniciales series de líneas 
              concéntricas del Bloque Uno.

              gráfico siete
El Bloque Tres resulta así representativo de la evasión 
              de la norma. Quizá esta modalidad ideográfica normativa 
              las líneas concéntricas , después de las realizaciones 
              de series de trazos confeccionados con un color rojo o negro y de 
              las series de colores alternos regulares e irregulares, había 
              "agotado", como tendencia, todas sus posibilidades de 
              combinación y, por ende, afectado también la dialéctica 
              de sus probabilidades comunicativas. Esta situación, que 
              origina nuevas necesidades gráficas, en unión de posibles 
              nuevos criterios simbólicos y la existencia de hacedores 
              que puedan ejecutarlos, bien pudiera ser la causa del cambio. Vale 
              anotar que cuando planteo un agotamiento, como tendencia y aparente, 
              me refiero al estanco de las posibilidades icónicas. Es decir, 
              una norma de fuerte arraigo impide la consumación de nuevas 
              formas de expresión ideográficas, para nuevas o por 
              qué no tradicionales necesidades comunicativas. Pues la norma, 
              en esencia, se opone a la dialéctica de los cambios. Y si 
              hablo de criterios simbólicos, es porque no puedo obviar 
              que estudio dibujos que parecen estar a medio camino entre el concepto 
              de pictograma y el de ideograma. Esta indefinición me hace 
              plantear así el problema de la imagen y la comunicación 
              para estos murales. No hablamos de ideogramas tan excepcionalmente 
              normativos, de alta eficacia comunicativa y de tan baja o ninguna 
              calidad ideosimbólica, como pueden ser los puntos y rayas 
              del código Morse. Del análisis morfológico 
              de estas pinturas rupestres puede sugerirse la objetividad de lo 
              antes aclarado.
              Una visión de conjunto de estos diseños me fundamenta 
              la tesis de que ellos no reflejan realmente objetos, más 
              bien pudieran ser vivencias reales o míticas plasmadas a 
              través de indescifrables conceptos pictóricos. Quizá 
              son signos que contienen ideas; escrituras propiamente dichas que 
              representan los conceptos por medio de un orden de ubicación, 
              a manera de articulación, de trazos consecutivos, como nos 
              muestran las series de anillos de colores negros y rojos alternos 
              irregulares: generalmente dobles trazos negros en sus primeros círculos 
              del centro a la periferia; generalmente el trazo rojo que finaliza 
              determinadas combinaciones o que separa dos de estas; generalmente 
              el trazo rojo que se ubica en el quinto anillo y generalmente el 
              trazo rojo que cierra o epiloga estas estructuras concéntricas. 
              Ese mismo rojo que, presumiblemente los propios hacedores de estos 
              dibujos, utilizaron para embadurnar los huesos de sus seres muertos 
              y luego sepultados en el piso de estos recintos, al amparo secular 
              de escrituras circulares bicromadas.
              El análisis realizado me hace enfatizar un supuesto que, 
              definitivamente, se haya apuntado a lo largo de este estudio: la 
              presencia de un sistema ideográfico en el arte rupestre de 
              Punta del Este. Los diversos signos pictóricos hallados, 
              los cuales se encuentran independientes o articulados, así 
              como las variantes que ellos recrean de posición, de relación 
              o de situatividad entre los propios signos y entre los signos y 
              el contexto topográfico así lo hacen ver.
FUENTES.
            
            Bibliográficas.
              Acosta Saignes, Miguel (s/f): Estudio de etnología antigua 
              de Venezuela. Colección Investigadores, Casa de las Américas, 
              Cuba.
              Alonso Lorea, José Ramón (1990): "Para redimir 
              la huella de una cultura" (inédito). Primer encuentro 
              teórico internacional sobre la plástica del Tercer 
              Mundo, auspiciado por el Centro Wifredo Lam. Ciudad de La Habana, 
              Cuba.
              - - - - - - (1992): "El arte mural indio en Punta del Este: 
              estética y símbolo, estructura y análisis". 
              Tesis de Grado. Dr. Esteban Maciques, tutor. Departamento de Historia 
              del Arte, Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana, 
              Cuba.
              - - - - - - (1993): "Ortiz y la Cueva del Templo o el inédito 
              informe de Don Fernando". Conferencia Científica Internacional 
              "La Ilustración: Luces y sombras en la historia de América". 
              1793-1993 Bicentenario de la Sociedad Económica de Amigos 
              del País. Instituto de Literatura y Lingüística. 
              Ciudad de La Habana. Revista del Centro de Estudios Avanzados de 
              Puerto Rico y el Caribe, Nº.18, Puerto Rico.
              - - - - - - (1994): Artes aborígenes en Cuba. Para un acercamiento 
              teórico-metodológico a esta producción antigua 
              (inédito). Primer Encuentro Internacional de Historia del 
              Arte "La Historia del Arte hoy: análisis y pronóstico". 
              Departamento de Historia del Arte, Facultad de Artes y Letras, Universidad 
              de La Habana.
              Alvarez Chanca, Diego (1494): "Relación del segundo 
              viaje, 1494". El segundo viaje de descubrimiento de Fernando 
              Portuondo (1977), editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.
              Bachiller y Morales, Antonio (1883): Cuba primitiva. La Habana, 
              Cuba.
              Berchon, Charles (1910): A través de Cuba: relato geográfico, 
              descriptivo y económico. Sociedad de Geografía de 
              París, Sceaux, Imprenta de Charaire, París.
              Blanco, Gladys (1981): "Enigmas de Punta del Este". Bohemia, 
              año 73, no.1, enero, Ciudad de La Habana, Cuba.
              Casa, Bartolomé de Las (1876): "Apologética Historia". 
              Historia de las Indias, tomo V. Imprenta Miguel Ginestá, 
              Madrid, España.
              Cosculluela, José Antonio (1918): Cuatro años en la 
              Ciénaga de Zapata. La Habana, Cuba.
              - - - - - - (1925): "Discurso leído en la recepción 
              pública celebrada la noche del 24 de Mayo de 1925 como ingreso 
              en la Academia de la Historia". Nuestro pasado Ciboney, Imprenta 
              El Siglo XX, La Habana, Cuba, : 5.
              Dacal Moure, Ramón y Manuel Rivero de la Calle (1986): Arqueología 
              aborigen de Cuba. Gente Nueva, Ciudad de La Habana, Cuba.
              F. Lens, Eduardo: La isla olvidada. Estudio físico, económico 
              y humano de la Isla de Pinos. La Habana, Cuba, 1942.
              Frazer, James George (1972): La rama dorada. Editorial Ciencias 
              Sociales, La Habana, Cuba.
              Galich, Manuel (1979): Nuestros primeros padres. Casa de las Américas, 
              Ciudad de La Habana, Cuba.
              García Arévalo, Manuel A. (1989): Los signos en el 
              arte taíno. Ed. Fundación García Arévalo 
              Inc., República Dominicana.
              Guarh, José Manuel (1987): Arqueología de Cuba: métodos 
              y sistemas. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.
              Harrington, Mark R. (1921): Cuba before Columbus. Museum of the 
              American Indian, Heye Foundation, New York.
              Hauser, Arnold (1961): Introducción a la historia del arte. 
              Colección Guadarrama, España.
              Herrera Fritot, René (1938): "Informe sobre una exploración 
              arqueológica a Punta del Este, Isla de Pinos, realizada por 
              el Museo Antropológico Montané de la Universidad de 
              La Habana. Localización y estudio de una cueva con pictografías 
              y restos de un ajuar aborigen". Universidad de La Habana, año 
              3, nos.20-21, La Habana, Cuba, : 25-59.
              - - - - - -(1938a): "Las pinturas rupestres y el ajuar ciboney 
              en Punta del Este, Isla de Pinos". Revista de Arqueología, 
              año 1, no.2, La Habana, Cuba, : 50-61.
              - - - - - -(1938b): "Comunicación sobre la Cueva de 
              Punta del Este. Isla de Pinos, sus pictografías y los hallazgos 
              de un ajuar ciboney". Boletín Bibliográfico de 
              Antropología Americana, vol. 2, no. 4, oct.-dic., México, 
              : 105-108.
              - - - - - -(1939): "Discusión sobre el posible origen 
              de las pictografías de Punta del Este, Isla de Pinos". 
              Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey. Memorias, vol. 
              XIII, no. 5, La Habana, Cuba, : 307-314.
              Izquierdo Díaz, Gerardo (1987): "Tendencias de desarrollo 
              del arte rupestre de Cuba: discusión y análisis". 
              Tesis de Grado. Alexis Rives, tutor. Departamento de Historia del 
              Arte, Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana, Cuba.
              Kupka, Karel (1980): "La pintura mágica de los aborígenes 
              australianos". Correo de la UNESCO, enero, : 9-14.
              Leroi-Gourhan (1968): Prehistoria occidental. Ed. Gustavo Gill, 
              Barcelona, España.
              Maciques Sánchez, Esteban (1983): "El estilo de círculos 
              concéntricos: contraposición de dos estilos pictográficos 
              en Punta del Este" (inédito). Museo Antropológico 
              Montané, Universidad de La Habana, Cuba.
              - - - - - - (1988): "El arte rupestre de Matanzas". Museo, 
              año 1, no.1, segunda época, jun., : 12-20.
              - - - - - -(1991): "La variante de líneas inconexas 
              en el ordenamiento estilístico del arte rupestre cubano" 
              (inédito). Museo Antropológico Montané, Universidad 
              de La Habana, Cuba.
              Martínez, Aida G., Roberto Rodríguez y Carlos Roque 
              (1993): Cronología para las Comunidades Aborígenes 
              de la Región de Matanzas, Cuba. Ediciones Matanzas, Matanzas, 
              Cuba.
              Mestre, Arístides (1894): "La antropología en 
              Cuba". Revista cubana, tomo XX, La Habana, Cuba.
              Miko, Frantisek (1987): "Un modelo semiótico-comunicacional 
              del texto y del estilo". Criterios. Estudios de teoría 
              literaria, estética y culturología, nos. 21-24, Tercera 
              época, ene. de 1987 - dic. de 1988, Ciudad de La Habana, 
              Cuba, : 20-32.
              Mirimanov, Vil B. (1980): Breve historia del arte. Arte prehistórico 
              y tradicional. Editorial Arte y Literatura, Ciudad de La Habana, 
              Cuba.
              Montané y Dardé, Luis (1918): "El indio cubano 
              de la Ciénaga de Zapata". Cuatro años en la Ciénaga 
              de Zapata de José Antonio Cosculluela (1918), La Habana, 
              Cuba.
              Morales Patiño, Oswaldo (1947): "Arqueología 
              cubana. Resumen de las actividades durante el año de 1946: 
              visitas a Punta del Este (Isla de Pinos) y cayos al este de Caibarién". 
              Revista de Arqueología y Etnología, año I, 
              época III, nos. 4-5, ene.-dic., La Habana, Cuba, : 13.
              Moret A. y G. Davy (1956): De los clanes a los imperios. Unión 
              Tipográfica, Editorial Hispanoamérica, México.
              Morriña, Oscar (1982): Fundamentos de la forma. Departamento 
              de Historia del Arte, Facultad de Artes y Letras, Universidad de 
              La Habana, Cuba.
              Mosquera, Gerardo (1978): "Núñez Jiménez 
              y los dibujos rupestres". Revolución y Cultura, no. 
              65, ene., La Habana, Cuba, : 66-67.
              - - - - - - (1983): "Expedición al pasado más 
              remoto". Exploración en la plástica cubana, C. 
              de La Habana, Cuba, : 13-82.
              - - - - - - (1989): El diseño se definió en octubre. 
              Editorial Arte y Literatura, Ciudad de La Habana, Cuba.
              Núñez Jiménez, Antonio (1947): "Nuevos 
              descubrimientos arqueológicos en Punta del Este, Isla de 
              Pinos". Universidad de La Habana, año XII, nos.73-74-75, 
              jul.-dic., La Habana, Cuba, : 213-247.
              - - - - - -(1975): Cuba: dibujos rupestres, Ciencias Sociales, La 
              Habana, Cuba, Industrial Gráfica S.A., Lima, Perú.
              - - - - - - (1985): El arte rupestre cubano y su comparación 
              con el de otras áreas de América. Proyecto regional 
              de patrimonio cultural y desarrollo. Primer Simposio Mundial de 
              Arte Rupestre.
              Ortiz Fernández, Fernando (1922): Historia de la arqueología 
              indocubana. Siglo XX, La Habana, Cuba.
              - - - - - - (1922a): "Carta de comunicación a la Academia 
              de la Historia de Cuba del 24 de mayo". Universidad de La Habana, 
              nos.20-21, año 3, La Habana, Cuba, 1938, : 31-32.
              - - - - - - (1935): Cuba antes de Colón e Historia de la 
              arqueología indocubana (traducción de Cuba before 
              Columbus de Mark R. Harrington por Fernando Ortiz y Adrián 
              del Valle, e Historia de la arqueología indocubana de Fernando 
              Ortiz en su segunda edición, refundida y aumentada). Colección 
              Libros Cubanos, La Habana, Cuba.
              - - - - - - (1943): Las cuatro culturas indias de Cuba. La Habana, 
              Cuba.
              Pichardo Moya, Felipe (1990): Caverna, costa y meseta. Ciencias 
              Sociales, La Habana, Cuba. (Primera edición 1945).
              Pichardo, Hortensia (1975): "Relación del primer viaje 
              de Cristóbal Colón". Documentos para la historia 
              de Cuba, ed. Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, tomo I.
              Pagán Perdomo, Dato (1978): "Bibliografía sumaria 
              del arte rupestre del área del Caribe". Boletín 
              del Museo del Hombre Dominicano, año VII, no.11, Santo Domingo, 
              República Dominicana, sep., : 109-130. (*)
              Pané, Fray Ramón (1990): Relación acerca de 
              las antigüedades de los indios. Nueva versión con notas, 
              mapas y apéndices de José Juan Arrom. Ed. Ciencias 
              Sociales, Ciudad de La Habana, Cuba.
              Pijoan, José (1931): Historia general del Arte. Espasa-Calpe 
              SA, T-I, Madrid, España.
              Portuondo, Fernando (1977): El segundo viaje de descubrimiento. 
              Ed. Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.
              Reichel-Dolmatoff, Gerardo (1985): "Aspectos chamanísticos 
              y neurofisiológicos del arte indígena". Estudios 
              de arte rupestre, Museo Chileno de Arte Precolombino, Santiago, 
              Chile, : 291-307.
              Rivas G., Pedro J. (1993): "Estudio preliminar de los petroglifos 
              de Punta Cedeño, Caicara del Orinoco, Estado Bolívar". 
              Contribución a la arqueología regional de Venezuela, 
              Fondo Editorial Acta Científica Venezolana, : 165-196.
              Rivero de la Calle, Manuel (1987): "La Cueva Número 
              Uno de Punta del Este, joya arqueológica del arte rupestre 
              antillano". Actas del VIII Simposium Internacional de Arte 
              Rupestre Americano, Museo del Hombre Dominicano, Santo Domingo, 
              República Dominicana, : 471-477.
              Royo Guardia, Fernando (1939): "El misterio secular de la Cueva 
              de Punta del Este". Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe 
              Poey. Memorias, vol. XIII, no.5, La Habana, Cuba, : 289-305.
              Rodríguez, Caridad y J. M. Guarch (1980): "Acerca de 
              las experiencias obtenidas en las restauraciones de las localidades 
              pictográficas Cueva 1 de Punta del Este y Cueva de Ambrosio". 
              Cuba Arqueológica II, ed. Oriente, Santiago de Cuba, : 163-169.
              Rodríguez Ferrer, Miguel (1876): Naturaleza y civilización 
              de la grandiosa isla de Cuba. Madrid, España.
              Sanoja Obediente, Mario (1979): Las culturas formativas del oriente 
              de Venezuela (La tradición Barrancoide del Bajo Orinoco). 
              Bibliografía de la Academia Nacional de la Historia, Serie: 
              Estudios Monográficos y Ensayos, 6, Caracas, Venezuela.
              Scott, Robert Gillam (1969): Fundamentos del diseño. Ediciones 
              Revolucionarias, Instituto del Libro, La Habana, Cuba.
              Socarrás Matos, Martín (1985): "La cultura de 
              los círculos concéntricos: computación aborigen". 
              Santiago, revista de la Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, 
              sept.
              No.59, : 73-83.
              - - - - - -(1987): "Un enigma con posibilidades de solución: 
              la cultura de los círculos concéntricos". Santiago, 
              Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, no.67, dic., : 13-19.
              Trincado, María Nelsa (1984): Introducción a la protohistoria 
              de Cuba. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, Cuba.
              Ullman, Stephen (1968): Lenguaje y estilo. Aguilar, S.A. de Ediciones, 
              Madrid, España.
              Vargas Arenas, Iraida (1979): La tradición Saladoide del 
              oriente de Venezuela (La fase Cuartel). Biblioteca de la Academia 
              de la Historia, Serie: Estudios, Monografías y Ensayos, 5, 
              Caracas, Venezuela.
              Veloz Maggiolo, Marcio (1991): Panorama histórico del Caribe 
              precolombino. Banco Central de la República Dominicana.
              Villares, Ricardo (1969): Pintura prehistórica cubana. Bohemia, 
              año 61, no.16, abril, : 34-39.
              Westheim, Paul (1980): Escultura y cerámica del México 
              antiguo. Biblioteca ERA, Serie Mayor, México.
              Weyl, Herman (1958): La simetría. Ed. Nueva Visión, 
              Buenos Aires, Argentina.
Documentales.
              Ortiz Fernández, Fernando (s/f): "Isla de Pinos. Los 
              descubrimientos arqueológicos". Informe manuscrito. 
              Fondo Fernando Ortiz, Carpeta 10, Arqueología (II), Desde 
              42-46. Archivo de Literatura del Instituto de Literatura y Lingüística 
              (ILL), Ciudad de La Habana, Cuba.
(*) en esta obra, página 119, se cita con errores el texto 
              de Antonio Núñez Jiménez (1947).
            
Buscar en esta seccion :